Hace mucho que no escribía en el blog, y no
quiero ahondar sobre las muchas razones que hay, pero a grandes
rasgos creo que muchos blogs personales están en vías de
extinción, con el fb, muchos blogs han dejado de ser lo que fueron y
por otro lado la sensación de exposición de tu vida privada en las
redes hace que cada vez uno quiera exponerse menos. En todo caso, tal
vez uno tenga que definir cual parte de uno mismo es la que quiere
exponer, hacer pública, y debido a mi interés en seguir
desarrollando mi precaria carrera como artista, creo que me enfocaré
más en las penas y glorias de esa faceta y si tengo algún tema de
interés o alguna reflexión que valga la pena compartir lo haré
igualmente.
A cinco años de estar en Berlín,
puedo decir que han pasado muchas cosas y a la vez siento que no ha
pasado nada. Siento que los terremotos iniciales han ido bajando su
intensidad, pero aún con 5 años siento que aún la tierra firme no
está a la vista, si bien llevo una vida rutinaria. No se si en realidad soy una maniaco-depresiva, o
si mi inconformidad es por la sensación de nunca sentirme en casa, o
por que en general la vida es así para la mayoría de los seres,
vivamos aquí o allá, seamos migrantes o no.
Tal vez lo que le haya dado un giro
más importante a mi vida en estos últimos tiempos haya sido
encontrar un trabajo estable y digamos, no tan terrible, desde hace poco más de
año y medio. Y estoy hablando que no es la panacea de trabajo, ni tiene que ver con
mis campos de interés, ni tengo una interesante vida laboral, ni
tampoco un jugoso salario. Digamos que en las condiciones de
desventaja en que uno se encuentra como migrante y en la actual
crisis mundial, tener trabajo es digamos algo bueno y que me da
estabilidad, pero en si mismo es algo bastante aburrido y como
artista plástica, es algo desalentador encontrarse en las horas más
ricas de la mañana en una oficina, en vez de estar trabajando en tus
cosas.
Sin embargo, a pesar de todo, puedo ver los pros y los contras
de esta nueva etapa. Si en 3 años y medio me había visto
imposibilitada de hacer muchas cosas por falta de dinero, ahora tengo
digamos un poco más de holgura y esto me ha permitido hacer cosas
que antes eran impensables. Me ha permitido ahorrar e invertir ese
dinero en lo que realmente es mi ''vocación'', la pintura. He podido
mover y exponer más mi trabajo en este último año y medio que en
los primeros 3 años, pero por otro lado he dejado práctimente de
pintar si bien antes pintaba más y exponía casi nada, ahora con
un trabajo a tiempo pleno después de tantas horas de trabajo, las
ganas de trabajar han desaparecido, casi por completo. Recientemente
logré bajar a 32 horas de trabajo y eso espero sea la posibilidad de
dedicarme un poco más a mi trabajo.
Es un poco angustiante. 5 años después, Berlín
me ha carcomido, ha carcomido las ilusiones más puras que traía
conmigo. Pero eso puede haber sucedido igualmente en cualquier ciudad. Me he convertido en adulta en Berlín, y eso significa para
mi, la perdidad de toda inocencia, la pérdida de todas o casi todas
las ilusiones que traía. Ahora vivo en un desierto, donde de vez en cuando encuentro un pequeño oasis. Y tal vez por
eso tengo una relación tan ambivalente con Berlín, la odio más de
lo que la quiero, pero eso tal vez sucede porque la persona que he
sido aquí y en la que me he ido transformado no me gusta mucho.
Individualista, indiferente, desinteresada en el arte y en los
eventos artísticos, en lo que sucede en el mundo, poco sociable,
trabajadora, disminución de mi producción artística, poco
fiestera, con ataques de consumismo para rellenar los vacíos, con un
círculo reducido de amigos y conocidos que veo cada muerte de
obispo.
Aún así, estoy orgullosa de que he ''sobrevivido'' digamos
ilesa, a esta experiencia de 5 años, que creo que me ha hecho muy
fuerte y me ha hecho madurar en aspectos que no me habrían ocurrido
en otras circunstancias. Tal vez uno en el fondo buscando, encuentra y
tal vez buscaba salir de mi burbuja, de matar a la adolescente que
vivía en mi, la naïve, la soñadora, la que creía en las personas,
en el futuro, en la humanidad, en el amor y en el arte.
La ciudad de los artistas
La ciudad de los artistas se ha
transformado en la pesadilla de los artistas, en la ciudad de la
indiferencia y de la masificación de la producción artística, en
muchos casos de dudosa calidad y para peores, muy pretenciosa y según algunos vanguardista. Aquí se evidencia por un lado el darwinismo
social y creativo, donde sobrevive el más apto, el que tiene más
recursos de todo tipo para poder seguir luchando por su trabajo y por
otro lado, que la producción artística ha dejado de ser para pocos
privilegiados. "Todo ser humano es un artista" dijo en algún momento Beuys. La humanidad necesita del arte, todos necesitan crear,
porque crear te hace estar más vivo, eso suena como a una nueva
religión, pero todos de alguna manera buscamos un sentido a la
existencia y la creación es un acercamiento a una vida más
profunda.
Y todos quisieran vivir de lo que más les gusta hacer. El
problema es que hay más producción que demanda y solo basta darse
una vuelta a las más grandes ferias de arte, para combrobar que aún
ahí, las pocas ventas hacen dudar hasta el galerista de mayor
vocación. Todo eso ya lo tengo más o menos asumido, y aunque ha
sido un proceso doloroso, ya hoy lo veo con más serenidad y esa
serenidad, la da el pasar del tiempo y las soledades en esta ciudad
llana y fría.
Quieren exponer, hagan fila
Un acontecimiento que describe muy
bien esta situación es el de la recién inaugurada sala de
exposiciones de la Deutsche Bank(abril 2013),
donde invitaron a losartistas plásticos ''amateurs y profesionales'' de Berlín que
quisieran exponer anónimamente sus trabajos en su flamante sala en
el centro de la ciudad por 24 horas. Habrían algunos premios, entre
ellos, una beca por un año de 500 euros para un solo artista y tres exposiciones inidividuales para tres de los ''mejores artistas''. El
resultado del llamado fué una fila que
el primer día alcanzó los 3km, y durante los dos días siguientes habían filas un poco menores(de hasta 700mts),
donde los artistas hicieron pacientemente fila durante horas en las
frías mañanas de abril con un cuadro bajo el brazo.
Desde tempranas horas de la mañana artistas aficionados y artistas profesionales
deseosos de ser descubiertos y de mostrar su trabajo formaron una
fila que recuerda más a las fotos de la crisis de los años 30´s
cuando la gente hacía fila para comerse un plato de sopa caliente,
como lo describe un artista berlinés, quien dudaba si asistir o no
al llamado.
Más de 2100 trabajos fueron recibidos y como no cabían
todos los trabajos en una sola muestra, tuvieron que hacer una
2da exposición. Y bueno, si alguien quiere saber como está la situación
de los artistas en Berlín ya sean amateurs o profesionales, creo que
esta exposición pone en evidencia la triste realidad de la masa de
artistas que buscan de alguna manera sobresalir y que en su mayoría viven precariamente. Creo que más que
darte fuerzas para seguir, te las quita, y tal vez lo mejor sea dejar
de frecuentar y de leer cosas sobre el mundo del arte y si es posible
concentrarse en el propio trabajo, ya sin pretensiones ni ilusiones,
y trabajar, simplemente porque no queda más que eso, porque te hace
vivir, respirar y le da un sentido a tu existencia, porque tu
identidad está initimamente asociada a la investigación plástica,
tal vez de camino se encontrarán dos o tres cómplices de tu pequeño mundo.
En busca de un oasis
En el contexto de esta crisis de
identidad creativa, de falta de tiempo y ocio creativo, me encontré
con días de vacaciones pendientes y muy pocas ganas de turistear.
Rápidamente me puse a buscar opciones de residencias artísticas de
verano, sueño postergado desde hace bastante, donde uno pueda
escapar de la aplastante vida rutinaria y realizar una estancia
creativa, donde generar un encuentro con uno mismo, una especie de
retiro espiritual, pero basado en el trabajo. En el sitio
transartists hay una lista por países de las residencias que se
pueden realizar, hay unas que son por concurso y esas son las más
difíciles de obtener y están las otras que uno mismo paga, que no
son tan ''reconocidas'', pero cumplen la misma función. Habían unas
residencias muy caras y por otro lado me daba lata tener que llevarme
mis materiales de trabajo por una semana o dos. Finalmente encontré
la que llenaba más mis espectativas y estaba dentro de mis
posibilidades. Tenía temor del reencuentro conmigo misma, pensaba, o
es el final de todo, y decido enterrar la ''pintora que hay en mi''
de una vez por todas, o será el impulso para seguir y replantearme
la vida creativa nuevamente.
Y la experiencia de la residencia la
cuento en el siguiente post.