MR- ¿Como describirías tu llegada a Berlín en el plano artístico?, ¿Qué expectativas traías, cuáles fueron tus primeras experiencias y como lo ves ahora que han pasado 10 años de tu llegada?
KV- Berlín siempre me ha parecido una ciudad fascinante y humilde al mismo tiempo. Siempre he tenido la impresión de que hay lugar para todo el mundo en esta ciudad. Los primeros años me moví bastante y le puse mucho empeño al trabajo de red y a encontrar posibilidades y espacios para presentar mi trabajo. Iba a muestras, me proponía en proyectos, me contacté con muchísima gente, participé en eventos alternativos y llevé mi dossier a galerías acompañada de mi hijo en cochecito. Luego tuve un taller que me puso en contacto con otras/os artistas.
Karina Villavicencio, PAF Berlin 2019, Foto: Daniele Vidoni |
MR- Después de haber estado viviendo 12 años en Francia en Marsella ¿te costó entender como funcionaba el mundo del arte en Alemania y en Berlín en particular?
KV- En realidad nunca llegué a entender «el mundo del arte». Pienso que cuando se habla de entender, nos referimos también a integrar, encontrarle sentido y aceptar ese contenido que se propone.
Cuando aún estaba en Córdoba, no entendía por qué estaba fuera de los circuitos artísticos. Seguramente mi trabajo con dinámicas participativas no era atractivo para las personas que estaban en espacios de decisión -ya sea en la universidad o en instituciones culturales-. Para mis adentros me decía que era joven y que aún tenía un recorrido por hacer.
Por otro lado en Francia hay muchos festivales IN y OFF y ahí me di cuenta de la importancia de que existan diferentes tipos de espacios artísticos. Ya entonces me preguntaba: ¿Qué significa estar adentro o afuera de algo?, ¿Cuáles son los criterios?, ¿Cómo se podría hacer de otra manera?.
Karina Villavicencio, PAF Berlin 2019, Foto: Daniele Vidoni |
Hoy pienso que las instituciones artísticas son tan patriarcales como cualquier otro espacio. En los espacios de producción de cultura y de exposición de arte se reproducen las mismas estructuras jerárquicas que criticamos en las instituciones escolares, en la armada o en la iglesia. La elección de lo que entra no siempre tiene que ver con la calidad del trabajo. Así es como yo lo entiendo hoy y una explicación de mi situación y la de muchas otras personas artistas que conozco.
MR- ¿Como te pareció la escena de Performance en Berlín?, ¿Te costó encontrar espacios donde exponer o conectarte con gente afín?
KV- Al principio me moví mucho en espacios alternativos. Siempre me he sentido cautivada por esos espacios, porque pienso que es ahí donde se producen nuevas ideas y donde se pueden experimentar y probar nuevos formatos.
Mi sentimiento en general es que cuando estaba presente en las reuniones de planificación de un evento, podía participar en él, pero en el momento en que no estaba o no asistía a una reunión, no se me llamaba.
Mi sentimiento era de que no se tomaba en cuenta mi trabajo o que mi propuesta no era lo suficientemente buena como para interesar. Tener un espacio reconocido en la escena me ha resultado un poco más difícil.
Karina Villavicencio, PAF Berlin 2019, Foto: Daniele Vidoni |
MR- ¿Cuáles han sido para vos los mayores retos y desafíos que has tenido que enfrentar en Berlín a nivel artístico?
KV- Como madre de un niño pequeño full-time y sin hablar bien inglés no siempre me resultaba fácil el acceso a ciertos intercambios y oportunidades.
Hace unos años decidí que no quería hablar más inglés en los espacios artísticos. Intenté proponer hablar en otros idiomas en los espacios de networking, pero mi propuesta no siempre era bien vista, ni posible, ya que el inglés es el idioma más práctico e instalado en ciertos espacios. Y como no me gustan los monopolios idiomáticos, me alejé de esos espacios. Como consecuencia mi nivel de inglés se deterioró, pero por otra parte mi alemán mejoró.
Karina Villavicencio, Foto ©Maria Rapela, 2020 |
MR- ¿Por qué has elegido expresarte a través del arte performativo-corporal y del arte participativo?
KV- Siempre tuve un interés por el cuerpo, las prácticas corporales y las dinámicas participativas. En Argentina estudié pintura, ya en Francia comencé a no verle más sentido a seguir pintando. ¿Para qué y para quién pinto?, me pregunté. Sin domicilio fijo, el problema de dónde guardar las obras se hizo cada vez más fuerte.
Recordé a un profesor de la universidad que pintaba en gran formato y un día nos comentó que mientras viajaba, tuvo que adaptar su producción a su realidad y que de ahí salieron varias series en formato 10 x 15 cm. Me pareció una reflexión importante: adaptar los formatos de creación a nuestra experiencia vital. Y así, de a poco empecé a darle más importancia al cuerpo como superficie y como espacio de experiencia. Como artista empecé a desarrollar diferentes procedimientos y metodologías que posibilitaran esa experiencia artístico-estética.
MR- ¿Cómo se entrelazan tu historia personal y tu trabajo performativo cuando te posicionás desde una perspectiva feminista y decolonial?
KV- Durante muchos años estuve trabajando con el concepto del «otro» del filósofo Emmanuel Levinas. Desde que me fui a vivir a Francia e influenciada por mi propia experiencia de cambio de país, ese concepto en mi vida y en mi obra se transformó en «otredad».
Empecé a tematizar ese sentimiento de «otredad» y de cómo una podía llegar a sentirse diferente a tal punto de no poder reconocerse a si misma. En esa búsqueda aparecieron mis primeras fotos macro, una serie de fotos donde exploré minuciosamente mi propio cuerpo. Durante muchos años trabajé con vellos y fluidos corporales.
Luego desarrollé un trabajo sobre el concepto de Monstruo y sus metamorfosis, con imágenes abstractas que invitaban a los y las espectadoras a proyectarse.
Más recientemente cuando empecé a leer sobre filosofía de la liberación y las diferentes corrientes feministas, pude asumir de manera consciente los conceptos políticos-estéticos que subyacen en mi obra, como las ideas del intercambio, de la igualdad de participación, la cosa comunitaria y llevarlos más allá.
Mi interés por la performance -donde hay mucho de improvisación- y el gusto por los espacios públicos -con personas que no necesariamente forman parte del circuito artístico- tiene que ver con mi convencimiento de que no quiero apoyar las estructuras verticales ni cerradas.
La importancia que otorgo al cuerpo en la performance me abre a vivir experiencias corporales que para mi son la confirmación de que ‘’la razón’’ es solo una facultad más que podemos usar en nuestras vidas para habitar el presente y la propia historia, pero no el único o el principal.
Karina Villavicencio, Foto ©Maria Rapela, 2020 |
MR- Dentro de tu trabajo hay también un gran trabajo de archivo, ¿cuál es la búsqueda detrás de esa necesidad de catalogar pelos, gestos, voces, recuerdos? Quizás tu colección de pelos, sea una de las más particulares, contame un poco sobre tu relación con los pelos ¿Por qué y para que los archivás?
Karina Villavicencio, Fieber Festival 2013 Foto: Ana Andra |
En nuestra sociedad occidental, ‘’la razón’' y ‘’el pensamiento’’ ocupan un lugar principal y yo con este trabajo, me estaba acercando a la gente y a los conceptos desde el cuerpo: la yema de mi dedo tomando los pelos de la axila o de la pelvis de una persona que solo vería en ese momento. Esos intercambios de proximidad corporal con desconocidos me llevaron a entender la importancia de la energía que se vive en un tiempo presente.
En el marco de este proceso de investigación, los pelos fueron adquiriendo nuevos significados hasta que llegué a la conclusión de que el vello corporal es un elemento identitario importante en todas las sociedades. En nuestra sociedad occidental los pelos del cuerpo ocupan un espacio residual: son rechazados, negados, extirpados y blanqueados por no participar de la ‘’estética de lo liso’’que actualmente impera. A la vez empecé a hacer paralelismos entre ‘’los pelos rechazados’’ y ’’las personas que no entran en los cánones ideales’’ por ser gordas, por no ser blancas, por no ser europeas, etc..
Karina Villavicencio, Fieber Festival 2013, Foto: Ana Andra |
Sobre la autora del blog:
Maria Rapela es Artista visual, fotógrafa con formación en antropología social. Ex-coordinadora del Fieber Festival, gestora cultural, creadora y editora de contenidos online. Fotógrafa especializada en retratos para artistas, actores/actrices, emprendedores/as en Berlín, entre otros.
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