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Foto del curso de serigrafía durante la residencia
en el taller de Grabado Doppio Fondo, Venecia, Italia |
Por tercera vez consecutiva, este
verano he decidido invertir mis vacaciones en un espacio para la
creatividad. Para eso las residencias artísticas son una de las
mejores opciones. Hay varios sitios web donde se expone una amplia
lista de residencias artísticas, como transartists.org, resartis.org, artistcommunities.org, thatscontemporary.com entre las más importantes.
Las hay en las
cuales uno es becado. Estas insituciones o fundaciones tienen ''deadlines'' para enviar las
informaciones necesarias y hay de muchos tipos; para escritores,
músicos, bailarines, escultura, artes aplicadas, vidrio, cine,
textil, pintura, grabado, curaduría, científicas entre otras muchas posibilidades y también en tantos lugares y países que es increíble, pero hay que decir que la mayoría están en Europa y Estados Unidos, pero también en Argentina, Japón, Armenia o Rusia y algunos países no ofrecen ninguna alternativa, cuando bien podrían ofrecer al menos cursos y opciones para artistas internacionales.
Hay que revisar bien el
perfil de cada institución para ver cuales son sus puntos fuertes,
que buscan, que intereses tienen, que desean y que ofrecen al
artista en residencia. Algunas son bastante caras pero suelen ofrecer
los documentos necesarios para que la gente busque patrocinios o
ayuda de sus países.
El
inconveniente de estas es que hay que concursar y tener muy claro lo
que se desea realizar y que calce perfectamente con los objetivos y
concepción del arte de la institución que ofrece las residencias y
por otro lado que suelen ser de varios meses. Para personas que no tienen un trabajo fijo y
tienen la posibilidad de ir y venir sin muchos inconvenientes es una
buena opción, pero es por concurso y no ha de ser fácil conseguir
estar entre los ''elegidos''.
Como no puedo darme el lujo(aunque me encantaría) de irme
varios meses (2-6 meses) aunque me pagaran (pero hay que elegir entre
residencia o el trabajo fijo) suelo buscar las que ofrecen
residencias o cursos privados de verano en los que uno mismo se
encarga de todo, pasaje, estadía y curso. Algunas residencias tienen
los espacios para dormir y otras no. El asunto es buscar la
residencia que mejor funcione para uno, con los objetivos que uno
tiene y las posibilidades de transportar o no materiales así como
con el costo de la misma.
La primera residencia la realicé en el 2013, desde ese momento me pareció que lo más conveniente para las
residencias era que no fueran muy lejos (valor del tiquete y
conexiones directas), que pudiera comunicarme con la gente del lugar
(idioma), clima (sol), que no tuviera que llevar mucha carga de
materiales y por supuesto el precio por semana se ajustara a mi presupuesto y
que me pareciera justo por lo que ofrecen.
Soy pintora y no me veía cargando con
telas, pinceles y pinturas de allá para acá. Por eso fue que decidí
empezar con una residencia de grabado, ya que no hay que llevar nada
en especial en la valija, a no ser que uno quiera llevar sus propios
materiales y papeles, pero las herramientas de trabajo ya están en
el taller y los materiales generalmente también se pueden conseguir
in situ. Luego uno se trae los trabajos en una carpeta y listo.
Cada uno según su presupuesto,
posibilidades e intereses puede encontrar la residencia que mejor le
resulte.
Recomiendo como una experiencia muy
positiva a todas las personas creativas y que se lo puedan permitir,
el realizar estas experiencias de cursos y encierros creativos en otras ciudades o países, ya
que uno se dedica a trabajar, sacar obra nueva y a conocer lugares y a gente
muy interesante relacionada con los lugares a donde uno va o a otros
artistas residentes.
En el próximo post, contaré a grandes rasgos mi experiencia en la residencia de grabado en Venecia en el taller Doppio Fondo.