El otro día le comentaba a una amiga de allá, por chat, que desde que he llegado, no me he pegado una sola buena fiesta. Con esto no quiere decir que no haya tomado cerveza, y haya movido el esqueleto bailando un poco. Porque si lo he hecho, no en exceso, pero lo he hecho. A lo que me refiero con una buena noche de fiesta, es una de esas noches que se convierten en una especie de catarsis, de dejarse ser entre los otros, de entablar contacto con personas que generalmente son cercanas, pero que pueden haber otros menos cercanos, pero que se entabla una relación de comunicación verbal, corporal, visual, entre otros. Una buena fiesta tiene que ser entre otras cosas, una mezcla de estar con personas queridas, con las que hay una comunicación fluída de diverso tipo, sensación de comunión, capacidad de entendimiento, y eso genera entonces una serie de sucesos que aunados con el alcohol, se magnifican, generando, conversaciones interesantes sobre temas diversos, o tal vez, simple cachondeo, hablar paja o conversación tonta sobre temas diversos pero que relajan la seriedad de la vida y se prestan para juegos de palabras, de situaciones, de acciones, que conllevan entre otras cosas a la creatividad en la comunicación, del habla, del idioma, produciendo entro otros, risa, sorpresa, admiración, novedad, interés.
Otro tipo de situacion en una buena fiesta es la empatía, y es la preocupación por saber y enterarse a grandes rasgos como está la otra persona, que hace y de esa forma, saber en que actualidad se encuentra la persona, cual es su mundo, su accionar, sus intereses o desisntereses, sus contradicciones sociales de inserción y actuación con el medio. Lo cual nos acerca a la realidad de un contemporáneo, un par, un hermano o hermana. Nos hace ver los vaivenes de la vida, y las pequeñas tragedias de las personas que pueden ser tanto nuestras como de ellos o ellas. Ese es un aspecto interesante. Luego está el componente de complicidad. Compartir con personas con las que sentimos complicidad, porque hay por ejemplo una lengua en común, experiencias pasadas que nos acercan, y a veces nos alejan, que nos definen, nos diferencian, etc. Eso hace como bien dice una amiga, que para muchas cosas tengamos que obviar muchos temas y pequeñas biografías y curriculums que muchas veces hay que hacer con los desconocidos, y que suelen ser breves, insustanciales respecto a lo que una persona realmente es. Si bien ya lleva a 5 años, habría que ver como lo vive ahora.
Otro tipo de situacion en una buena fiesta es la empatía, y es la preocupación por saber y enterarse a grandes rasgos como está la otra persona, que hace y de esa forma, saber en que actualidad se encuentra la persona, cual es su mundo, su accionar, sus intereses o desisntereses, sus contradicciones sociales de inserción y actuación con el medio. Lo cual nos acerca a la realidad de un contemporáneo, un par, un hermano o hermana. Nos hace ver los vaivenes de la vida, y las pequeñas tragedias de las personas que pueden ser tanto nuestras como de ellos o ellas. Ese es un aspecto interesante. Luego está el componente de complicidad. Compartir con personas con las que sentimos complicidad, porque hay por ejemplo una lengua en común, experiencias pasadas que nos acercan, y a veces nos alejan, que nos definen, nos diferencian, etc. Eso hace como bien dice una amiga, que para muchas cosas tengamos que obviar muchos temas y pequeñas biografías y curriculums que muchas veces hay que hacer con los desconocidos, y que suelen ser breves, insustanciales respecto a lo que una persona realmente es. Si bien ya lleva a 5 años, habría que ver como lo vive ahora.
Luego continuando con esa complicidad, tiene que haber siempre algo de locura y de desafío en la personalidad del otro que nos sorprenda, y sorprender al otro, que a la vez nos soprende de que se sorprenda de algo que uno hizo o dijo o viceversa. Generando una serie de interesantes formas de comunicación que nos hacen de cada persona con la que nos interrelacionamos, un ser interesante, con una fuerza de atracción especial. A eso puede estar unido, el que hayan factores ambientales tan importantes como la música de fondo, que puede ser un factor crucial en que una noche sea o no una buena noche. Pues puede poner sobre el tapete simbologías musicales comunes, casi como melodías himnos de una época, una generación, un tiempo, ideas, sentimientos de rebeldía, momentos pasados ya sean buenos o malos, ritmos que nos dan o nos quitan vida, cantantes símbolo, que nos identifican y nos generan simpatía. Además nos hablan de gustos, cosa que hace que nos sintamos más cerca los unos de los otros cuando podemos compartir música en común, que nos sabemos las letras o estribillos, y nos genera un sentimiento de formar parte de una misma tribu.
Además de eso, se da en la parte del baile, un sentimiento de compartir otra forma de comunicación, que es el compartir la música que es bailándola, y nos hace de esta manera participes activos de la noche, del momento, del tiempo, de nuestros cuerpos. De esta manera, bailar canciones, músicas y ritmos que se comparten en gusto, nos hace sentirnos más unidos, más vivos. Todavía recuerdo algunos bailes que he tenido, en la chicha o en un barsillo que abría después de la chicha, con los que se generaba una especie de catársis, caos abrumador de cuerpos en plena comunicación, sorpresa y frescura. Bello, bellísismo, a la vez descubrir la capacidad de sintonía con una pareja de baile improvisada, donde se quiere simplemente comunicar con el cuerpo, con la vibra, con la creatividad, con la vida del otro, y que con cada movimiento, que no sabe con certeza como viene lo siguiente. Por que no es la simple danza de salsa, o regue, u otros ritmos, sino es la creatividad de nuevas formas, sensuales unas, locas y extravagantes otras, que hacen que en ese momento se de una especie de éxtasis comunicacional dancístico. Eso suele ocurrir pocas veces, y solo me ha pasado con gente más o menos conocida, con la que siento a la vez mucha confianza y que se que el fin no tiene más fines que la diversión. Es decir, que no existe el compromiso o la posibilidad de que después de eso haya algo más....jajja. Si sexo en este caso, o puertas abiertas para una cormporalidad vestida de otras finalidades más íntimas. No, es una bailar, en medio de otras gentes que ven, y que saben que ahí esta pasando algo, que se está dando una interacción no siempre vista, y que genera fuego. Yo se que tengo fuego adentro de mi, pero no sale siempre de la misma manera, y una de esas formas es en las buenas fiestas, donde se dan esa serie de factores y se rematan con ese tipo de bailes. Como si se trataran de tribus, me gusta que haya gente conocida, que reconozco y que me reconozcan. Es algo interesante, saber que tipo de piezas(en el tablero) están en juego, y saber que si bien uno no es mucho mas para los otros, así como los otros conmigo, los reconoczco, se que son personas con sus características y contradicciones de vida, y que ellos y ellas a la vez reconcocen las mías, y es bonito, porque se da un juego mental, un mapa emocional a partir de la gente que te rodea. Creo que si pienso en las mejores fiestas que he tenido, siempre habían personas queridas alrededor. También siempre ha habido en las mejores fiestas, alcohol de por medio. Espero poder tener un día en que pueda decir, me he pegado unas fiestotas en Alemania. Eso será pues interesante. Me abrirá un nuevo panorama de la vida aquí.
Foto: Daniele Vidoni
Foto: Daniele Vidoni
3 comentarios:
Que buena bloggera eres amiga. felicidades por tu nuevo blog, como el otro, con un contenido de muy buena calidad.
ayyy joseom, gracias por tu visita y los piropos....no se si será tan chiva como el anterior blog..pero en todo caso aqui seguimos adelante...
Bien! Me encantó el artículo.A veces la falta de fiesta genera un montón de pensamientos... sobre la fiesta. Así pasa también cuando de pronto no tenemos nada que contar... fantástico, porque entonces la cabeza empieza a maquinar ideas y a construir. Adelante. Siempre disfruto lo que escribís. Sos inspiradora. Un abrazo!
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