Tengo varios proyectos de posts que no termino de hacer, pasan los días y al final quedan suspendidos como borradores, sin edición ni correción. Por otro lado, estaba por empezar un post donde quería hablar sobre cómo disfruto ahora del invierno, pero todo quedó de lado, cuando me di cuenta, de que a veces cuando me pongo a escribir en mi diario, empiezo por una cosa y termino por otra. Porque desde que llegué a Berlin, he llevado un diario(no muy diario). Es más, desde que mi mamá me regaló el primer diario como a los 8 años(gracias ma!), he venido continua e intermitentemente escribiendo diarios. A veces con días, meses, años de ausencia. Pero debo decir, que en Berlin más que nunca, he sido fiel a mi diario. He sido fiel a mi lengua, que es al fin y al cabo la única que puedo pretender hablar y escribir correctamente. Y que comprendo día con día, es hermosa y vasta.
De esta manera, me di cuenta que quería hablar del proceso de escribir(diarios), o de lo que ha significado para mi, porque me he dado cuenta de que en estos 3 años y medio, con más de 350 páginas de word escritas, si no hubiera hecho esto, creo que la neurosis normal que todos llevamos se hubiera disparado. Recuerdo siempre a un profesor de antropología psicológica que nos decía que todos somos más o menos neuróticos y cuando nos hablaba sobre las teorías sobre normalidad y anormalidad en la sociedad. Él nos decía, que cada uno tiene que aprender a controlar y vivir sus propias neurosis. Muchas de las cosas que leí y que el profe dijo en ese momento, no las pude comprender en su totalidad. Ahora unos cuantos años después creo que empiezo a comprender algo.
En todo caso,¿Porqué un diario y que me ha aportado?. Creo que hay muchas razones y han habido muchos aportes. Para empezar, al salir del país y perder a mis interlocutores, que eran mis amigos y amigas, la familia, la gente con la que uno hablaba y se desfogaba entre birras, vinos o cafés, más el hecho de haberme encontrado en un ambiente donde no se entiende nada de lo que se dice alrededor, la escritura fué uno de los principales canales de contención. Vulgarmente, una tabla de salvación. Un canal solitario, sin respuestas ni aportes de los otros, pero un canal. La tabla donde flotan apaciblemente mis neurosis.
Con el diario, he podido ser yo misma o al menos creer serlo, decir y pensar sin censura todo lo que se me viene a la cabeza. La idea en un diario, es soltarlo todo, desde las cosas más feas, los sentimientos más horribles, y lo que uno siente, sin la sensación de ser juzgado por nadie. Algo, creo, que ni con un amigo o la pareja se puede hacer.(Y a veces, incluso, es mejor no hacerlo y dejar que las aguas turbias se reposen) Supongo que los que asisten a psico-terapias durante años, llegan a entrabar muy buena comunicación con el psicólogo o psicoterapeuta, e incluso a sacar bastante de lo que está adentro. Todo esto, supongo, bajo una serie de pautas en un proceso dirigido. Bueno, yo no he tenido eso, pero he tenido mi espacio para despotricar, para sacar todo eso que a veces nos satura. Y me ha salido más barato.
Pero ¿que nos sucede a los seres humanos, que cargamos, que nos llenamos, que nos abarrotamos de sucesos, hechos, situaciones, y que tanto necesitamos sacar afuera? Evidentemente no todos, otros se lo guardan. Enfin, no quiero generalizar a toda la humanidad, quiero hablar de esos que vivimos en la confusión, en la acumulación de cosas, ideas, pensamientos, frustraciones, tristezas, melancolías, desconciertos, inquietudes, deseos, fantasías, ideales, contra ideales, valores aprendidos, valores internalizados, valores rechazados, valores en proceso de crítica, conceptos condicionados, conceptos vacíos, lugares comunes, imaginarios colectivos, alegrías, etc. De los que vivimos sobreirradiados de emociones, informaciones, y sentimos una necesidad imperativa de sacar afuera, cuanto más mejor. Tiempo atrás, hasta me burlaba de los libros de auto ayuda, ahora entiendo que somos demasiado frágiles e ignorantes respecto a nosotros mismos, y que la educación sentimental y de la psicología es muy precaria, sino inexistente. Tampoco justifico que los libros de auto-ayuda sean la mejor solución, ni el mejor material para informarse.
No es algo nuevo, eso de querer sacar afuera todo, por algo existió la confesión en la iglesia católica, y muy anterior a eso estaban los oráculos en distintas culturas.(Desde Babylonia, Egipto, Grecia, entre otras citadas aquí.) Y la más que famosa frase de "Conócete a ti mismo" del oráculo de Delfos. En la literatura, el llamado monólogo interior.
En todo caso, hoy en día, occidente poco a poco ha ido perdiendo su fe, y surgieron las ciencias, se desarrolló la tecnología, y surgió la psicología que para muchos es el reemplazo de las confesiones, quitándoles el carácter controlador, moralista y de pecado que caracterizan a las confesiones. (En realidad, no sé que tanto decía la gente en sus confesiones, pero me imagino que en algunos casos habrá habido no solo rendición de cuentas de los pecados, sino dudas e incertidumbres.)
En todo caso, son cosas muy diferentes, con la única coincidencia de que se da un espacio específico, para que uno escuche y el otro hable.
En todo caso es un tema que ha sido estudiado ampliamente, e incluso existen en algunas universidades institutos de investigación para este campo(los diarios personales)cosa que me sorprendió mucho cuando lo vi. (En este caso, no he profundizado sobre el asunto, ni tengo una bibliografía específica para ofrecer, ni he realizado una investigación que reafirme todo lo anteriormente dicho, que son meras suposiciones). Lo que si puedo decir, es que esta experiencia, que no tiene pretensiones literarias, pues lo más editado y trabajado hasta ahora(y expuesto), han sido los posts que ven en este blog, y puedo afirmar, que este proceso me ha dado la posibilidad de pensar y reflexionar, en lo que yo llamo “sacarse la mierda” y a la vez de sacar cosas interesantes.
Por un lado es patético, habiendo tantas cosas de las que escribir, pensar e investigar. Por otro lado lado, no le hace daño a nadie, y creo, me hace "mejor persona", no solo para mi misma, sino para los que me rodean.
La dinámica de escribir, me ha abierto muchas ventanas de mi misma, que de otra manera y en estas circunstancias, hubieran quedado cautivas.
Está permitido hablar mal de si mismo, de los demás y de las personas que más se aman. Está permitido, hablar mal de esta sociedad, que para nadie es un secreto, no está muy lejos de un colapso. Está permitido hablar mal de todo lo que diarimente nos da asco, que nos desagrada, pero además nos ayuda a entender a los demás y porqué nos desagrada algo. Hablar de cosas banales, que a nadie le interesan, de pequeños sucesos sin importancia que hacen el día a día, de cosas interesantes, agradables, datos, personas y lugares.
Este ejercicio, ayuda a profundizar y comprender de manera insospechada, la maravilla que es el lenguaje y el poder de la palabra. Porque el lenguaje, es la materialización de los sentimientos, del pensamiento, de nuestra manera de ver el mundo. Escribir, ayuda a pensar, a analizar, a concentrarse, a ordenar las ideas, y a veces a desordenarlas, es hacer catársis con las palabras, es apropiarse del mundo. Tampoco hay demasiadas reglas del lenguaje y toda expresión es válida, desde el habla coloquial, la ausencia de puntuación, o las malas palabras, en otros casos, más bien se necesita de un uso más adecuado de palabras que antes no sabíamos que ibamos a necesitar, y por lo tanto se da un enriquecimiento del lenguaje. Por otro lado se descubre la maravilla y la grandeza que es ese reservorio que es el cerebro, que empieza con un tema o una frase y se desvía por otro, llegando a temas, lugares y personas que creíamos olvidados. Que podemos escribir inifinitamente. Es descubrir las propias fobias, valores y orígenes, y tratar de dilucidar quienes somos, de donde venimos y adonde vamos. Es desenmascarar quienes creemos que fuimos y somos, e inventarse el ahora y el mañana. Es caer y volver a levantarse. Es desenmascarar a nuestra sociedad, a nuestros padres y a la gente más cercana, los y las que nos influyeron, los que nos han educado, deformado y formado, es desenmarañar los miedos que a veces nos paralizan y no nos dejan movernos.Y descubrir que todos somos frágiles, y actuamos de determinadas maneras sin saber porqué.
Por ese canal y por las experiencias y vivencias de personas cercanas, he podido descubrir, reflexionando, lo profundamente frágiles que somos los seres humanos. Y las cosas que antes no veía(por razones de edad, madurez o quien sabe porqué) con la escritura, el haber cumplido 30 años y más en Berlin, la vivencia como migrante, me han hecho ver los innumerables y miserables rostros del ser humano y cómo entre más viejos somos, más frágiles nos volvemos. Y cómo esta sociedad, a la que le hace falta todavía aprender mucho de sí misma, como especie, como culturas, nos influye en lo que somos y hacemos, en cómo pensamos, y en cómo nos relacionamos. Desgraciadamente sí creo que es un ejercicio respuesta a una gran soledad, soledad que como dicen los argentinos, hay que “saber bancársela”. Cuando la vida es muy interesante, suelo escribir poco.
Quisiera otra sociedad, otro mundo, quisera otra vida, pero es la que tenemos. Las cosas no cambian de un día para otro, pero la historia ha demostrado, que pueden haber cambios abruptos o prolongados, y que la historia la hacen las personas. Si no, como en unos millones de años pasamos de bajárnos de los árboles, dominar la sabana y el fuego, y mucho después salir a la conquista del espacio y la destrucción del planeta y de nosotros mismos. El siglo XX ha sido en cambio, un siglo de cambios abruptos no siempre para mejor. Pero aún nos queda como especie, mucho por conocer y hacer de este, un mundo mejor.
En todo caso, aliento a escribir a quienes lo necesiten, porque no cuesta nada, ni contamina el ambiente, ni enriquece a nadie, ni le hace daño a nadie.Y como ven, empecé hablando de lo bueno de escribir diarios y terminé hablando de la especie, del mundo, del universo, etc.
Les dejo como referencia gráfica, dos trabajos plásticos, que dentro de mi trayectoria, díría, son bastante peculiares. Pues no suelo trabajar con temas, o cuestiones muy conceptuales, y menos temas políticos, pero curiosamente el cuadro azul,(Los Indignados) empezó como empiezan todos mis cuadros, desde la abstracción y terminó totalmente conceptual temático, apegado a la realidad social que hemos vivido en este año tumultuoso(y que sea solo el inicio de grandes cambios que nos orienten hacia otros rumbos). El segundo, el de la grieta, es eso, una grieta enorme, de algo que se está rompiendo, este mundo, esta sociedad, la crisis, nosotros por dentro. Realmente no es mi estilo, y talvez por eso no estén tan logrados, pero creo, son dos momentos claves de la situación que vivimos como sociedad, como especie, en un lenguaje pictórico.
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