Acrílico sobre papel, 2012 |
Estoy tan feliz de que sea viernes,
siento que la semana pasa sin que suceda nada,
la vida y el tiempo se consume en el
trabajo
como se consume cualquier cosa:
una candela hecha con amor
un chocolate en días premenstruales
una caja de leche de vaca bipolar
o el papel higiénico de una
transnacional que regula
los tiempos de ir al baño de sus empleados
El tiempo humano es una mercancía
intercambiable
como ya lo había analizado Marx
y así la vida se esfuma
entre el ''deber ser productivo''
para sobrevivir en un sistema enfermo
y el ''querer ser humano''
en los restantes y escurridizos tiempos
libres
que nos quedan
Estoy tan feliz de que sea viernes.
Estoy tan feliz de que sea viernes.
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