domingo, 3 de junio de 2012

¿Ser mujer artista o madre sacrificada y artista de domingos?



Últimamente pienso mucho en el tema de si tener hijos o no. Como mujer que soy, es una pregunta que aunque no quiera está siempre latente y más si uno está en pareja. Es más, no es últimente, hace 4 años que vivo con mi pareja y es una pregunta que siempre ha estado flotando en el aire. Es como si hubiera un fantasmita de un bebé dando vueltas por la casa, que a veces se esconde y a veces reaparece. La mayor parte del tiempo está escondido, porque tampoco es una idea fija, y hay siempre tanto que hacer. Pero cuando ha aparecido me ha puesto a hacerme grandes preguntas y a darme muchas respuestas.

Como al año y medio de estar aquí apareció, y me estuvo molestando mucho, yo le decía que no iba a traerlo en las condiciones en las que me encontraba, migrante, sin hablar bien la lengua, con un trabajo de mierda, en un apartamento chiquito. Para peores todas mis compañeras de trabajo eran madres solteras, y me generaba un rechazo ver ese modelo, o imaginarme encerrada en esas circunstancias en un futuro y verme condenada a adaptarme al trabajo que fuera por el orgullo de madre de sacar a adelante a sus hijos.
Dentro de mi cabeza rondaba mi propia niñez, que debo decir, fué muy feliz o así la recuerdo, casa con jardín, vida de barrio, jugar en la calle hasta tarde con los vecinos y vecinas, hermanos/as, animales, una madre presentísima y cariñosa(y un padre trabajador, proveedor) y simplemente no podía imaginar la infancia en las circunstancias en que vivía.

No podía imaginar tener un bebé nacido en otro país que no fuera el mío, sin el respaldo de la familia, sin abuelos o tíos, no podía imaginar un niño que viviera estos inviernos tan duros y que no pudiera salir a jugar a la calle cuando se le diera la gana. Pensaba en el encierro del niño durante la oscuridad del invierno, en el encierro de muchos niños y lloraba. Definitivamente no quería un hijo nórdico y que luego me hablara en una lengua que ni yo misma dominaba.
Luego pensaba que clase de futuro le podía esperar a un o una hija de migrante, donde no se habla alemán en la casa. Desde un inicio partiría con desventajas en el idioma, gran problema para muchos niños migrantes en Berlin.Y como vivo en un barrio turco, pensaba, nunca aprendería bien el alemán, porque los otros niños no lo hablan tampoco, o lo hablan mal. Sería un marginado, y lloraba al pensar que podría llegar ser un marginado. Todo un tema ese del estatus. Decididamente cerré la discusión de “ser madre” en esas circunstancias. Eso se llama elegir, se llama planificación. El estar consciente de las circunstancias adversas en las que puede nacer un niño. Y ya se que saldrán los defensores de la maternidad y la paternidad que ya han pasado por esto y que me dirán que son solo pensamientos que surgen en esas circunstancias. Los de hablada religiosa, mejor ni intervengan.


Pasó el tiempo, durante 2 años y medio hice trabajos que en mi vida creí capaz de hacer, y aún así seguí pintando y tratando de sacar mi trabajo y mostrarlo. Mis compañeras dejaban a sus hijos solos en sus casas mientras trabajaban, o los enviaban solos a la escuela. Ellas sacrificadas, realizaban sin cuestionarse, el único trabajo al que tenían acceso o al que podían aspirar.
Luego renuncié a mi trabajo estuve en CR, volví, y decidí volver a probar de encontrar otro trabajo que me hiciera menos infeliz. Pasé unos meses de Hartz IV enviando cuanto curriculum pudiera, aproveché para pintar mucho y colaborar con otros proyectos, fué un tiempo bastante feliz, a pesar de saber que uno está totalmente al margen de la sociedad, y que te están pinchando todo el tiempo para que encontrés trabajo. Aunque es una utopía pensé que debería de haber un Hartz IV para artistas.Yo buscaba un medio tiempo, para poder seguir pintando, y tener un poco de estabilidad económica.

De un momento a otro, me aparecen como 3 ofertas de trabajo. Casi que podía escoger. Ninguna oferta era maravillosa, pero me decidí tomando en cuenta algunos factores. El principal fué la cercanía, ya que siempre consideré que con la unión de rutina y deporte, mataba dos pájaros de un tiro. Y ya que podría viajar en bicicleta todos los días. Otro factor era que valoraban mis casi 5 idiomas y de que me hablaron de que a futuro tal vez se podría conversar el asunto del medio tiempo, según como marcharan las cosas, me decidí por una de las ofertas. Finalmente, después de casi 3 años y medio, conseguí un trabajo estable, no tan explotador como los otros. 40 horas por semana en algo que en principio no es tan pesado, el mundo de las oficinas.(También tiene sus contras, cualquiera que trabaje en una oficina lo sabe).

 Hoy por hoy, en medio de la crisis que vive europa y el mundo en general debería estar agradecida de tener un trabajo, y lo estoy.  Sabiendo que hay tanta gente que no lo tiene, no sería para mi un problema trabajar medio tiempo, para darle el otro medio tiempo a otra persona y así poder hacer mis cosas. Pero eso no lo decido yo.

Tengo una rutina, dedico mucho tiempo para la empresa donde trabajo, el tiempo restante, son las migajas que recojo para poder seguir haciendo lo mío. Dirán, trabaje por las noches, los fines de semana. Suena muy bonito decirlo, pero para crear, se necesita de mucho tiempo libre, es como un espacio mental. Lo estoy intentando, pero aparecen otras distracciones como el verano (uno quiere y se siente obligado a salir), las amistades(que son muy importantes) y que hay que entretener, la pareja, los deberes de la casa, el mundillo de internet, y demás. Realmente hay que concentrarse y dedicarse.
 
Entre tanto tengo amigas que han tenido hijos, y cuando se logran escapar un rato las escucho en los cafés decirme, que lo que más extrañan es tener tiempo para si mismas. TIEMPO. (Además de las quejas hacia los hombres, al final la mayor carga de un niño recae en la madre...Y si, también hay excepciones, padres que asumen el Elternzeit, etc). Además ser madre migrante, o madre sin familia en las cercanías, significa que no hay abuelos o tías que lo van a cuidar una tarde o una noche. Si querés salir, sale uno de la pareja mientras el otro se queda en la casa cuidando al bebé, o si hay plata de más, cosa no muy común en algunos grupos sociales en Berlin, sub-pagar una baby sitter. O la gran próblematica de encontrar espacio en un Kindergarten. Sin embargo, son niños felices, no se si los padres lo son tanto, pero ahí una trsiteza se cura con una sonrisa, una palabra, o los primeros pasos. Mi amiga francesa, dice que definitivamente la calidad de vida de un bebé en Berlín, es mejor que la de un bebé parisino. Se lo puedo creer(me cuenta cosas que parecen de ciencia ficción, no quiero ni pensar en como será la vida de un bebé en Tokyo), pero la calidad de vida de un bebé en CR es mayor a la de las dos, o eso creo pensar, por mi infancia feliz. O pienso que en general la calidad de vida es mejor en cualquier provincia de cualquier país del mundo. Pero su niño se ve muy sano y feliz, y ella está contenta de que nació aquí, a pesar de que no tiene a su familia cerca. Aún así, de vez en cuando tiene visitas tanto de la familia francesa, y de la familia alemana que viven en el sur.

Aparece el fantasmita, y le digo a mi pareja si no quiere uno igual. Ahora es él quien no quiere saber nada, a pesar de que disfruta de ver los cachetotes de ese bebé risueño. Observa los bebés como si fueran monitos, como animalitos carentes y dependientes. Me dice que es una trampa de la biología, después cuando están, son dependientes durante varios años, te chupan toda tu energía, te hacen trabajar más de la cuenta y luego se van. Y esa frase me ronda la cabeza y termino pensando que es totalmente cierto.

Aparecerán los padres y madres sacrificados a defender que ellos han hecho todo al mismo tiempo, trabajar, criar, etc. ¿Pero que hacemos las mujeres artistas? Además de trabajar 8 horas, se supone que tengo que pintar, y moverme para mostrar mi trabajo! Un hijo o hija me sacaría las pocas energías y tiempo libre que me quedan para pintar.

Y si bien ya tengo superada la idea de que un bebé nazca aquí, marginado, sin familia y con inviernos terribles, y que lo que un niño o niña necesita es mucho amor, ahora, la cuestión es que si tengo un hijo o hija, se acabó mi carrera de artista.

Por otro lado, pienso en el engaño de esta sociedad. La infancia es el paraíso, no se trabaja, no hay que pensar en responsabilidades, todo es juego, te engendran sueños, el mundo es para vos, pero en realidad todo el sistema lo encamina a uno para ser un esclavo socioeconómico, a algunos los envían a la guerra. Creo que no es bonito. Creo que debería leerme, el origen de la familia, la propiedad privada y el estado de Engels, y terminaré de aclararme algunas cosas. Así que por ahí ando con mis reflexiones sobre la maternidad, el ser artista mujer, y el ser trabajadora a tiempo completo, en algo que no tiene nada que ver con mi arte. ¡Que viva la ciudad de los artistas! Mujeres artistas, si tienen experiencias más felices, las escucho, para creer que es posible.

3 comentarios:

macizo dijo...

Qué bueno leer esto, Maluigi. Me solidarizo con esa marea de preguntas que te ronda desde hace tiempos. Me pasa parecido; bueno, con la gran diferencia de que mi pareja siempre ha tenido claro que quiere ser tata, desde el principio; yo, la verdad, no tanto.

Nuestra situación económica, sin embargo, ha sido el primer y más rotundo argumento para no entrar en ese terreno, al menos por ahora.

Pero de un tiempo para acá, será por la edad (?), será por el medio que me rodea, en fin, ese bebé fantasmita que decís se me aparece con mayor frecuencia (debo decir que la llegada de mi sobrina, la primera en mi familia cercana, también ayudó a hacer más presente el tema en mi jupa).
También es loco ver que de mi generación del colegio, luego de mucho tiempo de haber sido mayoría las no-mamás, con la entrada de los treinta rápidamente nos convertirmos en minoría... En todo caso, siempre me ha parecido interesante la maternidad por el hecho de que lo obliga a uno a dejar de ser tan autorreferencial, es decir, a estar pegado en uno mismo y centrado solo en uno y sus varas y sus 'pedos mentales', jejejej.

NO sé, ese desprendimiento hacia otro -el chamaco- me parece interesante y, creo, a final de cuentas, que le puede dar a uno una perspectiva tostada de la vida que puede significar un empuje creativo importante... un reacomodo de muchas varas en términos artísticos y de perspectiva. Es como otra forma de 'viajar', no sé, en fin. Qué hablada, jajaja.

Habrá que ver qué dicen las mamás artistas que se asomen por acá...voy a estar pendiente yo también.

Abrazo y que disfrutés mucho el buen tiempo (y el fútbol, jeje)

Maria Rapela dijo...

Hola Macizo, el otro día te iba a contestar con un discurso mega pesimista, y como por obra de gracia, blogger me dijo que hubo un problema para publicar el comentario...y nada, no se publicó, y tuve que vaciar el caché, pero ya era tarde....así que nada, hoy no tengo mucho que decir, pero si, la verdad es que no se nada...ehhh
tuanis por pasar y comentar...

Anónimo dijo...

Lindo tu comentario. Me alegro de que recuerdes tu niñez como algo feliz. No les sucede a todos los niños. Y la decisión de ser o no ser madre es muy tuya. Si pensás que te va a robar tiempo y vida, no seas mamá. Si pensás que vas a traer un chico para hacerlo infeliz, no lo hagas. Y nada más. No soy artista, pero fue muy bonito ser madre, aunque sin garantía de que fueran felices,o sanos o que un día se fueran del nido como es lógico, ni que me agradecieran el tiempo dedicado o reconocieran mi tiempo de sacrificios, de desvelos, de no tener tiempo para mí etc.etc.etc. Ser madre para mí fue algo hermoso y duro a la vez. Los pañales son por poco tiempo y éste corre y corre casi sin darte cuenta y de pronto dejan de ser niños. Y te queda un recuerdo agridulce de esos tiempos en que fueron chicos y te sacaban de las casillas o te colmaban de besos y de amor.

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